La Real Escuela de Arte Ecuestre celebra estos días el veinticinco
aniversario del título concedido por el rey Juan Carlos. Y lo hace
reforzando su espectáculo 'Cómo bailan los Caballos Andaluces', síntesis
de la estrecha relación entre estos animales y el sur de España.
Fue en 1973 cuando el ganadero Álvaro Domecq Romero presentó por primera vez el espectáculo Cómo bailan los Caballos Andaluces,
germen de uno de los montajes más bellos que hoy exhibe Andalucía.
Caballos de pura sangre realizan a las órdenes de experimentados jinetes ataviados con lujosos trajes
toda suerte de ejercicios. Es un ballet ecuestre de extraordinaria
plasticidad y belleza que simboliza la estrecha relación que Andalucía
ha mantenido desde el principio de los tiempos con el caballo como un
animal sagrado y protegido.
Aquel espectáculo fue el germen de una escuela ecuestre cuya gestión,
aún en la dictadura, asumió el Ministerio de Información y Turismo. La
compra del Recreo de las Cadenas al duque de Abrantes y la construcción
de un picadero cubierto, obra del arquitecto José Luis Picardo (autor de
buena parte de los paradores construidos en edificios históricos),
convirtió la escuela en un centro de alta formación ecuestre. En 1987,
el rey recibe en audiencia a los miembros del patronato y concede a la
entidad la denominación de Real Escuela. Han pasado 25 años y la
institución ha preparado un programa de actos para celebrar la
efeméride.
Selección, cría y doma
La Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre se ha convertido en este
último cuarto de siglo en un vehículo cultural que sintetiza lo mejor de
la región. Entre sus trabajos destaca la selección de caballos, la
formación de jinetes de alta escuela, la conservación y promoción de la doma clásica y vaquera,
así como la conservación del prestigio de la equitación española y de
la raza de caballos de pura sangre. Desde su nacimiento, la Real Escuela
no es sola embajadora de Cádiz y Andalucía. Es embajadora de España y
sus espectáculos han sido aplaudidos en medio mundo.
El Recreo de las Cadenas, la finca y el palacete señorial donde abre
sus puertas la Real Escuela de Arte Ecuestre se halla en Jerez de la
Frontera y sintetiza el carácter aristocrático de la ciudad gaditana y
su vinculación con el caballo de pura sangre. Una portada semicircular
flanqueada por dos pequeños pabellones y adornada con las cadenas que
dan nombre ejerce de entrada al Recreo. Los guías muestran las
instalaciones en diferentes idiomas y cada media hora.
La visita comienza frente al palacio, vivo ejemplo de la arquitectura
señorial del XIX, obra de Charles Garnier, arquitecto de la Ópera de
París y del Casino de Montecarlo, propiedad en su día de la familia
Pemartín, primeros propietarios del Recreo de las Cadenas. La visita prosigue por la sala de arneses, las cuadras, los jardines exóticos, el galopadero o el picadero exterior.
Museo del Enganche
El Museo del Enganche, ubicado en el viejo complejo bodeguero
Pemartín, exhibe en la sala principal de la nave de vinos los 12
carruajes más valiosos de la colección, así como guarniciones y lanzas.
Están expuestos según su uso. Los Sociable, Break de caza, Milord y
Fhaeton están rodeados por las vitrinas con guarniciones caleseras, moñajes y cascabeles,
equipos que se usaban con mayor frecuencia. Los Landó, Cab-Francés,
Húngaro y Duque están rodeados de vitrinas con las guarniciones
inglesas, húngaras y mixta rusa, que son con las que se enganchaban
tradicionalmente.
En otra nave bodeguera gemela se hallan 48 boxes donde se ubican 18
caballos de enganches de pura raza española, de capa castaña,
procedentes de la ganadería de la Real Escuela. Es el momento en el que
el visitante ve de cerca al caballo, lo siente y lo acaricia. En otra
nave bodeguera conocida como 1810, año de su construcción, se exhiben
otros 12 carruajes. Entre ellos destaca la Manola, coche originario de Andalucía, utilizado para el desplazamiento del campo a la ciudad y de la ciudad al campo.
El Retiro de las Cadenas acoge también el Museo de Arte Ecuestre que
esparce sus salas en diferentes estancias. Buena parte de las multimedia
se hallan en los sótanos y en ellas se muestra el origen del arte
ecuestre, la historia de la Real Escuela, los edificios
y las personas que en Jerez han mantenido vivo el arte de la cría y la
doma y la vinculación de los caballos con el imaginario andaluz. El
museo se extiende a otras estancias como el jardín botánico. Pero es en
el picadero cubierto donde tiene lugar el espectáculo Cómo bailan los Caballos Andaluces,
un ballet ecuestre con coreografías extraídas de los ejercicios de la
doma clásica y vaquera, con música española y un vestuario a la usanza
del siglo XVIII.
No hay comentarios:
Publicar un comentario